Mi interés artístico trata de analizar todo aquello que nos priva de libertad y bien común.
A través de cualquier disciplina artística mis proyectos interactúan entre sí formando un tejido común, pero conservando su propia autonomía, sobre las fracturas sociales y personales que me rodean. También sobre el universo interior que me inquieta donde el tiempo, la muerte y lo que no se dice o se ve acaparan el conjunto principal de mi interés.
Yolanda Lalonso es una creadora que vive en Madrid, que se cuela entre las fisuras que el poder deja abiertas. Atenta siempre a todo lo que sucede a su alrededor, su trabajo nunca permanece ajeno a las aspiraciones de la ciudadanía. Su destreza y precisión en el difícil arte del dibujo resulta del todo evidente en sus piezas con tinta china: el gesto y la espontaneidad atraviesan nuestra mirada de manera absoluta.
La expresividad salvaje en su pintura aparece de manera inmediata. Una cierta contención en la utilización del color, sin renunciar a todas sus posibilidades, demuestra la maestría de esta artista singular. Nada sobra, nada en su trabajo carece de la necesaria mesura. Sus libros de artista dan buena muestra de esto que decimos.
Aunque se podría afirmar que su trabajo se sitúa de manera evidente dentro de lo que podríamos denominar una cierta abstracción, también se puede reconocer un sutilísimo punto de contacto con una cierta figuración que casi no lo es.
El rechazo de la subsunción del trabajo humano dentro de la sociedad capitalista forma parte de su rebeldía a la hora de utilizar ciertos materiales que le permiten dar buena cuenta de esa explotación salvaje que sufre la gran mayoría de la sociedad. Su condición femenina se abre paso en muchos de sus trabajos, mostrando de manera clara la ausencia de neutralidad en una toma de posición de carácter emancipador en materia de género.
En su trabajo como fotógrafa inicia jugando con la pintura, dibujando sus fotografías como si no pudiese liberarse de esa pasión plástica que la consume. Sin embargo, en sus últimos trabajos la fotografía adquiere plena autonomía. Un expresionismo que nos recuerda las visiones Baconianas o las imágenes de Lucian Freud, nos introduce en el mundo más privado de la artista que deja escapar una mueca de sensualidad.
La mirada de Yolanda Lalonso no deja indiferente en ningún sentido. Nos hace partícipes, protagonistas, aunque tuviésemos la tentación de huir de ese desgarro que se esconde detrás de sus imágenes.
Jesús Marchante